Pintar bajo la lluvia: el alma en los colores del momento

Acuarela y proceso creativo, Arte y entorno rural, Narrativa visual

En la anterior entrada pinté un tronco en el jagüey, inspirado en una visita a una granja fuera de la ciudad. Allí compré huevos criollos y leche. La acuarela la realicé a partir de mi memoria visual y algunas fotografías que tomé en ese momento.

Cómo el lugar me resulta agradable, en esta nueva ocasión llevé consigo mis pinturas y mi nieto como acompañante. Después de la compra, elegí el rincón que más me atrajo: desde una esquina se apreciaba parte de la entrada, la cerca, la casa y la granja formando un escenario encantador. Al fondo y en primer plano, vegetación abundante. Dos árboles proyectaban sombras sobre una mesa de labores, con vasijas encima y otras en el suelo.

Entre los personajes, estaba el señor que siempre me atiende, sentado cómodamente en una silla plástica; otro hombre que suele acompañarlo; y al fondo, una señora asomada a la puerta. Los personajes fantásticos fueron la perra, que se cansó de jugar con mi nieto, y las gallinas que él también involucró en sus juegos. Aunque habían muchas, gallinas, decidí incluir solo dos en la pintura.

Delante de mí, un jagüey con piedras a su alrededor, donde también mi nieto se extasió observando los pececillos y jugando a lanzar piedras y ver cómo rebotaban sobre la superficie.

Una vez dibujada la estructura, comencé a pintar. Del bolso saqué los pinceles, las pinturas, el balde nuevo y otros accesorios. La mañana estaba asoleada, luminosa. Empecé con mis primeras aguadas de la vegetación, luego la casa y la granja. Fui superponiendo tonos hasta lograr el que mejor me parecía. Posteriormente me enfoqué en los personajes y trabajé todo el ambiente a la vez. Luego pasé a los animales, con cierta dificultad, ya que son muy inquietos.

Sin darme cuenta, la temperatura y la luminosidad fueron cambiando hasta volverse oscuras. Muy rápidamente empezaron a caer gotas de lluvia y, de forma intempestiva, comenzó el chaparrón. Mientras, mi nieto se bañaba feliz bajo la lluvia, tuve poco tiempo para recoger mis materiales y resguardarme en una terraza detrás de la casa.

La lluvia no interrumpe, transforma

Seguí pintando bajo la lluvia, con cierta dificultad, ya que las goteras, el pringar del agua sobre el piso y mi cuerpo mojado interferían en el ejercicio. Sin darme cuenta, el escenario pictórico comenzó a transitar de una tonalidad cálida y luminosa a otra más oscura. Inconscientemente, empecé a oscurecer la escena y a evitar las sombras, dejándome llevar por el estado de ánimo del instante.

Acuarela 1214. EN LA GRANJA BAJO LA LLUVIA. Año 2025. (50 x 35cm.)

“Pintar bajo la lluvia es dejar que el instante hable por sí mismo”

El ambiente presente influye sobre nuestros estados anímicos y estos, sobre lo que ejecutamos. Esta acuarela, titulada “En la Granja bajo la Lluvia”, está disponible para quienes deseen llevar consigo un fragmento de estos estados vividos y representados.

Si algo de esta experiencia resonó contigo, te invito a dejar tus comentarios abajo en el blog. Leer tus impresiones es otra forma de vivir, tocar y respirar juntos este instante compartido.

Acuarela: la danza del instante sobre el papel

Acuarelas, Arte, Watercolor

Su técnica

La acuarela es una técnica pictórica que se realiza sobre papel o cartulina especial, utilizando colores que se disuelven con agua. El material utilizado consiste en pigmentos aglutinados con goma arábiga o miel, que al ser mezclados con agua, le permiten al artista aplicar toda una gran diversidad de colores y tonalidades, unas casi puras y otras muy diluidas, pasando por una gran riqueza de tonos intermedios, que crean numerosos efectos propios de esta técnica.

Me gustó la técnica por su transparencia en la ejecución, que se logra por la aplicación de capas transparentes, lo que da una mayor profundidad al color. Generalmente se trabaja de los colores claros al oscuro y utilizando el blanco del papel para obtener efectos de luminosidad. La mezcla con agua permite crear áreas degradadas, uniformes o de superposición y toda una serie de efectos, algunos impredecibles, que se constituyen en la gran riqueza de esta maravillosa técnica. Los efectos impredecibles permiten desarrollar destrezas para su ejecución. De ahí surge la espontaneidad, que junto a su rapidez de ejecución se constituyen en características de gran valoración. En la acuarela no hay posibilidades de borrar y volver a pintar sobre lo borrado; lo que quedó, así queda.

La pintura a la acuarela es por excelencia una técnica altamente fluida, apropiada para captar el aquí y ahora, en especial cuando se pinta al aire libre. Aquí juega un papel clave la sensibilidad del artista.

Sensibilidad visual

La cotidianidad y los compromisos adquiridos, nos pueden llevar a opacar nuestra sensibilidad. Entendiéndola como la habilidad de percibir a través de los sentidos. La sensibilidad es la entrada al mundo interior, después vienen el pensamiento y la acción. Desarrollar sensibilidad es estar abiertos al mundo, es estar presentes ante las presencias que nos pone la vida, sintiéndolas; es vivir en el aquí y el ahora.

Tenemos tres canales sensoriales fundamentales por donde percibimos la información: El músico desarrolla y permite a los demás apreciar la sensibilidad auditiva; el actor y el danzante la sensibilidad corporal y los artistas plásticos la sensibilidad visual. La auditiva y la corporal perciben en secuencias, mientras la visual captura en totalidad, es global.

El artista visual ha de ser muy sensible, tener la habilidad de ver lo que otros no ven y tener una maestría en la ejecución de sus pinturas, de tal manera que impacten estéticamente en los observadores de sus trabajos. Los artista cumplimos una función social importante: permitir que los demás perciban y sientan en sus obras lo que a ellos por sí mismos se les dificulta apreciar. Los artistas enseñamos a percibir.

El ojo del artista visual se desarrolla de tal manera que lo convierte en un filtro de figuras, luz, sombras y colores, en ocasiones cierra o entorna los ojos para apreciar sólo lo esencial y en otras los abre más de la cuenta para distinguir los detalles.

Sensibilidad y manejo de la técnica

En la pintura a la acuarela, dadas las cualidades de espontaneidad y rapidez en la ejecución; exige al artista el desarrollo de habilidades donde juegan la sensibilidad visual por un lado y por el otro la habilidad adquirida en el manejo de la técnica.

Con su sensibilidad ha de advertir tanto la amplitud como la síntesis del escenario. Generalmente en esa determinación comienzo por captar la integración de la totalidad que se percibe en lo que llamo el alma de la escena, que es todo ese espacio vacío que va desde el fondo hasta mi pupila. Para el caso del paisaje, dicho lugar se extiende desde el cielo hasta mí. En ese espacio vacío se crea una atmósfera donde danza la luz con sus refracciones y reflexiones, con su propio clima y con las proyecciones sobre ese espacio de las auras de las figuras que están delante. Captar esa atmósfera es fundamental y da un carácter específico a la obra. Antes de empezar a pintar me extasío ante esa realidad y a la vez estudio las posibilidades de manejo de la técnica antes de su aplicación. Una vez percibido y comprendido el alma, ya puedo pasar a plasmarla con las acuarelas y el agua sobre la cartulina, así pinto el fondo, retroalimentando durante su ejecución con lo que quiero de la realidad. Una vez realizado el fondo, paso a pintar los auras de las figuras, con veladuras que las insinúan. En cuanto a las figuras, se ha de determinar con cuales me quedo y cuales de la realidad desecho; que formas traslado y cuales no; demasiadas figuras pueden recargar la acuarela; ahí son imprescindibles las posibilidades de la composición visual y la síntesis. En arte «menos es más», como nos enseña el minimalismo, sintetizar es recurrir a lo simple, a lo esencial, lo que está demás recarga e indigesta visualmente. Una ves escogidas las figuras y pintadas sus auras con veladuras claras, se determina a cuáles de ellas se les concede importancia visual para detallarlas, mientras que con el resto de figuras, a unas se les determina menos y otras se indeterminan.

Recorrido por las diferentes etapas mi pintura

Mi pasión por la acuarela artística viene desde mis estudios de Arquitectura en la Universidad del Atlántico, allá en el año 1976. Me inicié en la acuarela arquitectónica, de ahí pasé al paisaje urbano de Barranquilla, mi ciudad natal, después de un período de inactividad retomé con pintura abstracta, pasando por representaciones humanas en sus distintas poses y actividades, luego a paisaje rural y marinas, al igual que el paisaje urbano en diferentes ciudades colombianas y en una ocasión en Quito, últimamente he estado jugando con visiones interiores tal y como lo expliqué en mi primera entrada. Paralelo a esta actividad espontánea, también he realizado ilustraciones por encargo: de fachadas y otros elementos arquitectónicos, además escenarios ecológicos, culturales y de transporte; algunos inmersos en pósteres con su respectivo diseño gráfico.