El pasado lunes 8 de diciembre, después de las velitas, me fui a pintar figuras humanas en la terraza del Caimán, en el Malecón del Río, junto a Nicolás Cervantes, desde las 3 hasta las 6 p.m. Una tarde apacible, concurrida, propicia para detectar poses, sentimientos y representarlos.
Acuarelas de Nicolás Cervantes
Nicolás es un acuarelista autodidacta, en 1995 realizó un taller con el Maestro Néstor Loaiza, desde entonces viene dedicando sus ratos a esta maravillosa técnica pictórica, al igual que a otras prácticas artísticas. Ver su trabajo en:
Escenarios Compartidos:
Grupo familiar con árbol, perro y chico solitario en primer plano, detrás la baranda, el Río Magdalena y la ribera opuesta.
Una escena del Río Madalena en toda su extensión, con las taruyas viajando sobre él, al fondo la ribera opuesta y más atrás la Sierra Nevada de Santa Marta. En primer plano las barandas con las materas delante y su colorido floral.
Mis Acuarelas
A unos 20 m. de donde me encontraba, observé un grupo de familiares muy divertidos, departiendo alrededor de una mesa. Inicié con las siluetas directamente con el pincel delgado y aguada clara, luego la primera base de pieles y detalles de sombras. Seguí con vestidos y sillas, trabajando todo a la vez. Al definir la escena, añadí el entorno: mesas con personajes sentados sugeridos con manchas y otros al fondo de pie en tonalidades claras.
También me llamó la atención un par de chicos sobre la baranda, en actitud contemplativa y de diálogo. Utilicé burnt siena, vandyck brown, prussian y cobalt blue. Jugué reemplazando los colores originales de sus vestidos, optando por esta combinación de claros y oscuros.
Reflexión
«Estar sensible a las manifestaciones de la vida no es un acto banal, sino una forma de trascender. Cada color, sabor, sonido y textura que percibimos es un puente hacia nosotros mismos y hacia lo que compartimos con el mundo. Pintar en vivo despliega esa sensibilidad: cada forma y color nos conduce a lo esencial.«
Invitación
El próximo miércoles 17 de diciembre estaré pintando temáticas urbanas desde las 8 a.m. en el puente que conecta Buenavista 2 con Buenavista 3, en contraluz sobre la carrera 53 entre las calles 99 y 100. Me cautivó el contraste del hueco solar de fondo inundando la ciudad con su luminosidad, contra el puente semioscuro en lo alto. Espero que la Vida me permita vislumbrar ese escenario y representarlo en una acuarela de 56 x 76 cm. Cordial invitación a quienes me quieran acompañar ese día y puedan pintar en vivo y en directo tan maravillosa escena.
Ayer me fui a pintar en vivo y en directo con mi colega Marco Nel Barreto. Nos fuimos a la calle 100 con la carrera 53, un punto donde la ciudad se eleva y respira.
Entre las estructuras que nos rodeaban, decidí enfocarme en la torre Hilton Garden Inn Barranquilla. Su presencia imponente, rodeada de vegetación y movimiento urbano, me inspiró a capturarla en acuarela, directamente desde la acera, bajo un día nublado, el murmullo de la ciudad y en ocasiones bajo el sol.
Esta pintura es más que una representación arquitectónica: es un homenaje al diálogo entre lo construido y lo vivo, entre el concreto y las hojas, entre el hotel y su entorno barranquillero.
Secuencia pictórica de la Acuarela
Dibujo. Estructura de la torreDibujo de la ambientación en la parte inferior y primeras aguadasAcuarela casi finalizadaAcuarela terminada
Antes de que el Segundo Encuentro de Acuarelistas al Aire Libre tomara forma colectiva, sentí la necesidad de conectar íntimamente con el escenario que lo inspiraría: el Gran Malecón del Río. Esta entrada es el testimonio de una experiencia vivida desde el cuerpo, la luz y el agua, donde pintar se convirtió en un acto de percepción consciente. Aquí comparto no solo una acuarela, sino una vivencia que entrelaza el tacto, la mirada y la respiración como instrumentos artísticos y espirituales.
Escena en el Malecón
Un día después de conectar con el escenario, escribí lo siguiente: «Me ubiqué en la baranda a la orilla del río e hice el dibujo, con alguna molestia ya que un vendedor de cocos se me ubicó delante, le pedí que se retirara un poco y me dijo que no, que ese era su sitio, ya que habían unos tornillos en la baranda que utilizaba para abrirlos. Cuando iba a comenzar a pintar, le pedí el favor que me recogiera agua del río, me dijo: «no te recomiendo, es agua contaminada», le dije, no importa, al pintar con esta agua recojo el alma misma del entorno, su historia, su energía, su memoria. Entonces desde arriba tiró la vasija a dos muchachos que estaban en una canoa debajo, pero con tan mala suerte que la brisa desvió el rumbo y cayó al agua. Intentaron en balde de recuperarla. Mi frustración fue grande ya que me acompañó durante más de 15 años y me tocó desprenderme de ella. Recogí mis materiales y me fui, antes le dije: «creo que lo hiciste para deshacerte de mí». Tuve que tocar con mi vista, respirar el instante y dejar que la memoria sensorial guiara mi mano en el estudio. Me levanté temprano y he aquí el resultado.»
Acuarela 1213. MALECÓN DEL RÍO, BARRANQUILLA. Año 2025. (35 x 50 cm.)
El cuerpo como centro perceptivo
«El tacto es la modalidad sensorial que integra nuestra experiencia del mundo con la de nosotros mismos.» «Mi cuerpo es realmente el ombligo de mi mundo, no en el sentido del punto de vista de la perspectiva central, sino como el verdadero lugar de referencia, memoria, imaginación e integración. Todos los sentidos, incluida la vista, son prolongaciones del sentido del tacto; los sentidos son especializaciones del tejido cutáneo y todas las experiencias sensoriales son modos del tocar y, por tanto, están relacionados con el tacto.» PALLASMAA J. (2014). Los Ojos de la Piel, la Arquitectura y los Sentidos. Barcelona, Gustavo Gill, p 12-13
Toco hasta donde mis manos puedan alcanzar, si estoy lejos, camino y hago que mis manos y mi piel como instrumentos de mi sentir háptico entren en contacto con lo anhelado y lo alcance, y así mi organismo en su integridad viva la experiencia de ese momento. Ahora, donde mi cuerpo no pueda llegar, el tacto usa sus extensiones con los demás sentidos para alcanzarlo. Por eso toco a través de mi vista.
La Luz solar como experiencia háptica
Me fascina pintar de frente a la LUZ SOLAR, es como si quisiera abordarla, acercarme a ella, tocarla o penetrarla. Sólo la disfruto directamente en los amaneceres y atardeceres, percibirla de esa manera me lleva al sentir de estar en una gran cúpula existencial, donde hay un hueco esférico, que si lo atravieso llego a un escenario diferente. Como es tan fuerte a la visión el resto del tiempo, me conformo con su reflejo, el del agua me parece espectacular, pero también el del piso, en especial el de las calles.
Esta acuarela tiene dos blancos o luminosidades máximas: Arriba el hueco solar, y debajo su reflejo sobre el Río Magdalena y sobre el piso en adoquines del Gran Malecón del Río. El cielo se convierte en el límite de la cúpula existencial de ese instante, un umbral que solo mis ojos pueden tocar. Sobre ese escenario como marco se ubica la película de la Vida, con sus inmuebles y accesorios estáticos creados por el hombre y el buque lejano; más la naturaleza viva inmóvil de la vegetación y los personajes inquietos. La energía sistémica creada por esta diversidad se constituye en la atmósfera del instante.
La atmósfera como energía sistémica respirable
La energía sistémica o atmósfera de ese instante sólo la puedo traer a mí a través de mi respirar. Al inspirar la atraigo y me apersono de ella, el expirar sale lo innecesario. El aire, como elemento fundamental existencial contiene dentro de sí la capacidad de penetrar todo, al absorberlo como aliento de Vida nos permite también acceder a lo que este penetra, siempre y cuando se quiera de manera consciente llegar, tocar, acceder, experimentar o apropiarnos de algo de lo que el contexto nos ofrece.
Específicamente en esta acuarela, me interesé en absorber la cúpula, el hueco, más los pisos acuáticos y sólidos. De ahí absorbí la atmósfera o energía sistémica del momento y traté de ser lo más fiel en mi representación artística (acuarela) a ese instante mágico ofrecido por la Vida. Los demás elementos fueron circunstanciales.
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Estar sensible a la Vida nos permite disfrutarla y vivir con intensidad los momentos que consideramos significativos. Particularmente considero de crucial importancia el sentir, el oler, el palpar, el saborear, sentir el cuerpo, el oír, el ver, el percibir o dejarse impresionar; es la entrada a nuestro mundo interior. Desplegar la Sensibilidad siendo conscientes de ello, nos permite instaurar una Percepción Consciente.
Esta acuarela, titulada “Malecón del Río, Barranquilla”, está disponible para quienes deseen llevar consigo un fragmento de esta atmósfera vivida y representada. Si algo de esta experiencia resonó contigo, te invito a dejar tus comentarios abajo en el blog. Leer tus impresiones es otra forma de tocar, de respirar juntos este instante compartido.